JUEGÁLISIS: BLASPHEMOUS II

 


¡ÁLZATE DE NUEVO, PENITENTE!

Han pasado cinco años desde la salida del primer Blasphemous, adorado y admirado por todos como una obra maestra de los videojuegos indies y en general. Con sus mecánicas a lo metroidvania y soulslike y un ambiente inspirado en la cultura andaluza de la Semana Santa, Blasphemous se las apañó para acaparar todas las miradas y su secuela no se hizo de esperar mucho, saliendo así Blasphemous II para PC en Steam el 24 de agosto del año pasado.

Nuevamente enfundados en la armadura del Último Penitente, despertamos de un profundo sueño de muerte en el que terminamos encerrados al final del último juego. La adoración del Milagro Doloroso ha decaído en Cvstodia años después de las aventuras de este, pero el constante sufrimiento y súplicas de la gente por su regreso ha provocado que este reuna suficiente poder en forma de un enorme corazón en el cielo que dará luz a un nuevo niño del Milagro. Y para protegerlo resucita a los miembros de la Archicofradía, un grupo de cofrades acogidos por el pecado dirigidos por Eviterno, el Primer Penitente. Nuestro deber es detenerlo antes de que el nuevo Hijo del Milagro nazca y tal vez terminar de una vez por todas con el constante ciclo de pecado y dolor que azota la tierra.

El juego está ahora más enfocado al estilo metroidvania mientras que a la vez conserva lo que le hizo tan entretenido a la primera entrega. Con más exploración, nuevos mapas y entornos y un sinfín de personajes al cual más inesperado y afectado a su manera por este Milagro. También hay un sistema de combate más fluído, ágil y preciso, con mejores físicas que el juego original, en gran medida debido a que parte de la exploración estará delimitada por las habilidades del Penitente (doble salto, deslizamiento, impulsos aéreos...) que iremos desbloqueando en nuestra partida.

Los enemigos han aumentado en número y tipos, volviendo algunos viejos oponentes y trayendo a otros nuevos con sus mecánicas bien definidas. Desde los más comunes combatientes hasta los miembros de la Archicofradía, que sirven de Jefes Finales del juego, todos están bien desarrollados y definidos con sus propias mecánicas, ataques y movimientos que deberemos aprendernos para poder derrotarlos y avanzar en la trama del juego. Personalmente, el que más me ha costado fue el penúltimo Jefe Final, Eviterno, el Primer Penitente, con mucha más diferencia del Hijo del Milagro.

Donde antes contábamos con nuestra fiel Mea Culpa, ahora tenemos tres tipos de armas distintas entre las que elegir al principio del juego (serenidad: luego podrás conseguir las otras dos, necesarias para avanzar en el juego, desbloquear secretos y conseguir tesoros): Ruego al Alba (la espada corta de marras, equilibrada en daño y rapidez), Sacramento y Centella (dos espadas roperas muy veloces y que te permiten moverte igual de rápido) y Veredicto (¿Es una maza? ¿Es un incensario? ¡No! ¡Es la estrella del alba! Pesada y lenta pero poderosa, causa mucho daño si sabes cómo usarla). Cada una, además, sirve también para poder acceder a sitios al principio inaccesibles en distintas partes del mapa.

El apartado artístico original y las inspiraciones en el arte religioso que tanto peso tenían en la primera entrega se mantienen también aquí, pero otra cosa que han mejorado también es la paleta de colores, más vivos y más notorios que en el juego original y una estética pixel art más refinada junto a una banda sonora compuesta por el director de audio de The Game Kitchen Carlos Viola.

En pocas palabras, lo que tenemos aquí es un Blasphemous 1.2; más de lo mismo pero más grande y mejor. Por mi parte no es que me moleste, pues soy de esos que dice que si algo funciona lo repitas y lo mantengas así para repetir la proeza, pero no es siempre de gusto de todos, por lo que nuevamente los miembros de The Game Kitchen lo han visto venir también y han añadido nuevos contenidos para hacerlo más entretenido y hasta asequible para los jugadores.

Comentarios

Entradas populares