DEADPOOL 1 Y 2: LA HISTORIA DEL MERCENARIO BOCAZAS EN EL CINE
Con un comienzo algo duro tras su tropiezo en la muy criticada y decepcionante X-Men Orígenes: Lobezno, Ryan Reynolds tenía la dura meta de revivir al personaje como Dios mandaba en una película spin-off del personaje homónimo e hizo su meta redimirse como actor con él. Así, participó dando rienda suelta al verdadero Mercenario Bocazas que todos conocen y aman de los comics en la pantalla grande.
Deadpool fue un exitazo en taquilla al reunir 782,6 millones de dólares con un presupuesto de 58 millones, convirtiéndose en la novena película más taquillera de 2016 y logrando batir numerosos récords, incluido el de película con clasificación para mayores de 18 años más taquillera de ese momento. Y no dispuesto a quedarse corta, Deadpool 2 recaudó en 2018 un total de 125 millones de dólares en Estados Unidos y 176 en el resto del mundo, siendo este segundo dato un nuevo récord para 20th Century Fox al haber superado los 174 millones que logró X-Men: Días del Futuro Pasado en 2014.
Viendo estos datos, podemos decir sin miedo de que ya tendrían que hacerlo muy mal los genios de Hollywood para fastidiarla con estas películas, sobre todo con Ryan Reynolds continuando dándolo el todo por el todo en su papel como Deadpool, asi que creo que es fácil decir que sólo se pueden esperar grandes cosas de esta tercera entrega.
Voy a decirlo sin tapujos: Ryan Reynolds ES Deadpool de la misma manera que James Bond es y será siempre Sir Sean Connery y Batman el sempiterno Michael Keaton (del cual, por cierto, aún tengo que hablar sobre su papel/cameo en la peli de Flash). Cierto es que, como ya dije antes, tuvo un tropiezo al principio en su debut, pero con su primera película logró resarcirse como el actor del personaje.
Y es que en la primera película de Deadpool nadie sale indemne: ni los matones a los que Wade se carga ni el propio actor al burlarse de sus decisiones profesionales como cuando aceptó interpretar por primera vez al personaje o su papel protagonista en Linterna Verde. Esto no es sólo Deadpool siendo Deadpool; es Ryan Reynolds riéndose hasta de sí mismo y no es sólo la identidad del personaje que interpreta, sino también su propio sentido auto-crítico, algo a mi parecer muy raro de ver en los actores de Hollywood.
Parecerá una tontería, pero desde mi punto de vista creo que en ocasiones es algo sano reirse de uno mismo, especialmente si te dedicas a algo como el cine. EN ESPECIAL en la cultura y estilo de vida del cine hollywoodiense, donde llegar a viejo es tener mucha potra (especial mención al retirado y fallecido actor Robert Redford tras su último papel en Capitán América: El Soldado de Invierno y a Harrison Ford, todavía en activo a sus ochenta añazos y el cual sigue siendo Indiana Jones y ahora se espera ver su papel como el mismísimo Thaddeus Ross en Capitán América: Brave New World). Y Deadpool sabe hacer eso como nadie.
Luego hay quienes dicen que segundas partes nunca fueron buenas. Y tienen razón... La gran mayoría. Pero Deadpool 2 rompe ese estereotipo con creces al conseguir darnos más del Mercenario Bocazas y sin embargo lograr innovar. Esta vez la historia de Wade Wilson no sólo tiene humor, matanzas y sangre a montones, sino también algo de drama. Mira que es chungo hacer una tragicomedia decente sin acabar estando fuera de lugar o pasarse de morboso. Y esperarías lo mismo de esta, pero NO; consigue transmitir perfectamente el equilibrio perfecto de humor y tragedia.
Ahora Wade sufre una pérdida personal que le ahoga el alma y le impide respirar. Justo cuando tenía planes para tener hijos con Vanessa, la cruenta venganza de unos matones de la mafia termina cobrándose la vida de su amada esposa, lo cual provoca que Wade se hunda en la melancolía... Claro que lo lleva siendo como es Deadpool: con risas, comentarios amargados y muchas pullas. Aunque siempre deja espacio para explorar el dolor y soltar una lagrimita. Es un equlibrio delicadísimo que en manos de cualquier otro sería un desastre a la altura de Chernobyl, pero que aquí se manejan de diez cual malabarista se balancea en el trapecio haciendo trucos con motosierras en llamas, dejándote con la mandíbula desencajada.
Los personajes secundarios son otra vez canela en rama y aunque muchos mueran (especialmente los que formaban la recientemente nueva X-Force), su instante en pantalla es icónico. Especial mención a Zazie Beetz como Dómino (que otra vez estamos con la inclusividad forzada de marras al poner a una actriz afroamericana con una marca de nacimiento en el ojo -maquillada, claro- a hacer el papel de una mujer blanca pálida con un tatuaje negro en la cuenta del ojo, pero aquí puedo pasarlo por alto porque al menos no es un personaje insoportable) y a Josh Brolin (alias THANOS, DESTRUCTOR DE MUNDOS) como Cable. También vuelven conocidos de la anterior película, esta vez con más tiempo en pantalla y más momentos icónicos. Por no mencionar la participación del PUTO JUGGERNAUT DE LOS X-MEN en primera plana como antagonista de la película.


Comentarios
Publicar un comentario